Friday, June 3, 2016

The Fight Against Corruption in Latin America Requires Greater Ambition/ La lucha contra la corrupción requiere de una mayor ambición

@SilvanavF

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http://www.opengovpartnership.org/blog/ogp-webmaster/2016/06/01/la-lucha-contra-la-corrupci%C3%B3n-en-am%C3%A9rica-latina-requiere-de-una-mayor (Spanish)
http://www.opengovpartnership.org/blog/ogp-webmaster/2016/06/01/fight-against-corruption-latin-america-requires-greater-ambition (English) 
Spanish version below

The Open Government Partnership (OGP) Regional Meeting comes at a tense political moment in the region. A variety of “scandals” – mostly linked to a lack of public ethics, accountability and/or to corruption – have occupied the news in recent months (these are well known and I will not mention them here). In this context, many voices have been raised to deride the quality of democracy in some Latin American countries. In this connection, one can see positive and not-so-positive points…
The good news is that, even if in many cases the democratic regimes are still young, the underlying values of these regimes have been largely established as the only available option for Latin America. Latin American societies no longer call for solutions that would overstep the bounds or go beyond the channels established by democratic institutions. Moreover, the large debts of the governments of the region cannot be underestimated.
The “not-so-positive” news is that, while the region has taken and continues to take great strides forward in terms of transparency, corruption levels (or, more exactly, people’s perceptions of corruption levels) have not declined, quite the opposite. For a long time greater levels of transparency have been associated with lower levels of corruption. But greater transparency, although clearly needed, is not enough. The classic differentiation made by Fox (2007) between ‘opaque’ and ‘clear’ transparency and between ‘weak’ and ‘strong’ accountability helps us to understand why, in the fight against corruption, access to information about government actions is necessary but not sufficient.
Transparency makes clear reference to access to reliable information about institutional activity, with specifications about the responsibilities of officials as well as the use of public funds. However, ‘clear transparency’ on its own does not guarantee ‘strong accountability.’ The latter implies not only ‘answerability’ (responsibility) but also the possibility of the application of effective sanctions when necessary (Fox, 2007).
Following this brief explanation it is obvious that, in the fight against corruption, it is necessary to have both clear transparency and also strong accountability (responsibility + sanctions). In Fox’s terms, answerability should not be expected to come out of opaque transparency, just as strong accountability should not be expected from answerability. For this reason, in order to go from transparency to strong accountability (indispensable for bringing about changes in behavior and, in this way, for being able to fight corruption) it is necessary to have a clear regulatory system, an independent judiciary and a strong civil society that demands accountability for all government actions.
In this context, many of the commitments included in OGP National Action Plans (NAPs) relate to the need to have more information (and, of course, data) about the activities of governments – that is to say, greater transparency. But, if this increased transparency is not accompanied by deeper changes it will not ultimately curb impunity, which results in the failure of so many measures that on paper would seem to contribute to less-corrupt societies. Among others things, some of these changes should be related to achieving judiciaries (in reality, members of judiciaries) that are truly independent as well as to creating institutional mechanisms that guarantee administrative and/or judicial sanctions (depending on the case).
Lastly, it is also necessary to highlight the need for there to be organized and engaged civil society actors willing to demand accountability from their leaders. In many cases, these organizations have the necessary expertise to monitor government actions that to ordinary citizens might appear very technical and complex.
Commitments in the Americas related to anti-corruption and their potential impact (Source: OGP Explorer)

In conclusion, there are no magic formulas. There are many elements and actors needed to implement measures that will be effective in reducing the high levels of corruption in many countries in the region. OGP, which recently created an Anti-Corruption Working Group, provides an ideal platform for including a wide range of actors from diverse fields. But the incorporation of these actors (which in many cases are already collaborating) is only the first step. More ambitious commitments must be pursued – commitments which will lead to real change. Without this, we will only see partial, isolated improvements. It is a question of all of us, each from our own country and social sector, promoting and striving to achieve effective changes that will improve the quality of life of all Latin Americans.
References:

Fox, J. (2007). The uncertain relationship between transparency and accountability. Development in Practice, 17 (4-5), 663-671.



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El encuentro regional de las Américas de la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA) llega en un momento agitado, en términos políticos, en la región. Una gran variedad de “escándalos” -mayormente ligados a temas de falta de ética pública, rendición de cuentas y/o por corrupción- poblaron las noticias regionales en los últimos meses (no las voy a repetir aquí porque son de público conocimiento). En este contexto, muchas voces se han alzado para denostar la calidad democrática en varios países de América Latina. En relación a este punto se pueden observar un punto positivo y otro no tanto….

La noticia positiva es que, si bien en muchos casos los regímenes democráticos son todavía jóvenes, los valores subyacentes a esos regímenes se han establecido mayormente como la única opción disponible para América Latina. Las sociedades ya no se encuentran reclamando soluciones que puedan traspasar los canales proporcionados por las instituciones democráticas. De todos modos, las grandes deudas de los gobiernos de la región no pueden subestimarse.

La parte “no tan positiva” es que la región ha dado, y sigue dando, grandes pasos en términos de transparencia y, a pesar de ello, los niveles de corrupción (o mejor, dicho de percepción de la corrupción) no hay disminuidos, sino todo lo contrario. Por mucho tiempo se han asociado a mayores niveles de transparencia con menores niveles de corrupción. Empero mayor transparencia, si bien necesaria, no es condición suficiente. La clásica diferenciación de Fox (2007) entre transparencia opaca/clara y rendición de cuentas débil/fuerte siempre nos ayuda a comprender los motivos por el cual el acceso a la información sobre los actos gubernamentales es necesaria pero no suficiente para la lucha contra la corrupción.

La transparencia clara hace referencia al acceso a información confiable sobre el desempeño institucional, con especificaciones sobre las responsabilidades de los funcionarios, así como el destino de los fondos públicos. Sin embargo, la transparencia clara por sí misma no garantiza la rendición de cuentas fuerte. Esta última incluye no solo “answerability” (responsabilidad) sino también la posibilidad de que se apliquen sanciones efectivas, cuando sea necesario (Fox, 2007).

Luego de esta breve explicación es claro que, en la lucha contra la corrupción, es necesario contar con transparencia clara pero también rendición de cuentas fuerte (responsabilidad + sanciones). En términos de Fox (2007), no se debe esperar “answerability” de la transparencia opaca, así como tampoco se debe esperar una rendición de cuentas fuerte de la “answerability”. Es por ello que para poder pasar de la transparencia a la rendición de cuentas fuerte (indispensable para producir cambios en las conductas y, de esa manera, poder luchar contra la corrupción) es necesario tener un sistema regulatorio claro, un poder judicial independiente y una sociedad civil fuerte que demande rendición de cuentas de los actos de gobierno.

En este contexto, muchos de los compromisos incluidos en los Planes de Acción Nacionales (PANs) de AGA se relacionan con la necesidad de contar con mayor información (y datos, por supuesto) acerca del accionar de los gobiernos, es decir mayor transparencia. Pero, si esa mayor transparencia no se asocia a cambios mas profundos no se llegará a reducir la impunidad, que conduce al fracaso a tantas medidas que, en el papel, parecerían contribuir con sociedad menos corruptas. Algunos de esos cambios deben estar relacionados con lograr poderes judiciales (en realidad, sus miembros) verdaderamente independientes así como con mecanismos institucionales que garanticen las sanciones (administrativas y/o judiciales, según corresponda), por nombrar algunos factores.

Por último, es necesario también destacar la necesidad de contar con actores de sociedad civil organizados, involucrados y dispuestos a demandar cuentas a sus gobernantes. En muchos casos, estas organizaciones cuentan con el “expertise” necesario para poder monitorear acciones gubernamentales que para la gran mayoría de los ciudadanos “de a pie” podrían parecer muy técnicas y complejas.

Compromisos en las Américas relacionados con anticorrupción con potencial de producir un impacto (Fuente: OGP Explorer)

En conclusión, no hay fórmulas mágicas. Muchos son los elementos y actores necesarios para implementar medidas que efectivamente permitan disminuir los altos niveles de corrupción en muchos países de la región. La AGA, incluido el recientemente creado Grupo de Trabajo sobre Anticorrupción, provee una plataforma ideal para poder incorporar una gran variedad de actores de diversos ámbitos. De todos modos, la incorporación de estos actores (que en muchos casos ya están trabajando en forma colaborativa) es solo el primer paso. Se debe trabajar en la inclusión de compromisos mas ambiciosos que promuevan cambios reales. Sin esos cambios, solo veremos mejoras parciales y aisladas. Resta que entre todos, cada uno desde su sector y en su país, promovamos y trabajemos para alcanzar cambios efectivos que mejoren la calidad de vida de todos los latinoamericanos.

Referencias:

Fox, J. (2007). The uncertain relationship between transparency and accountability. Development in Practice, 17(4-5), 663-671.

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